EL SUPERCLASICO YA TIENE ARBITRO:
Fernando Rapallini, uno de los árbitros más ponderados en el fútbol argentino y sudamericano de la actualidad, fue designado para dirigir el Superclásico del próximo domingo en el estadio Monumental (arrancará a las 17 y habrá unas 36.000 hinchas millonarios). El juez fue sorteado en un bolillero en el que también había sido incluido Darío Herrera (finalmente irá a Atlético Tucumán-San Lorenzo el sábado). El River-Boca, válido por la Fecha 14 de la Liga Profesional, ya tiene juez y asistentes: Juan Pablo Belatti, Diego Bonfá (líneas) y Fernando Espinoza (cuarto).
Rapallini fue el juez del Superclásico disputado el 1° de septiembre de 2019, anterior al cruce por las semifinales de la Copa Libertadores, que dejó un resultado de 0-0 en el estadio Monumental. Pero su antecedente más reciente en el derby más importante de Argentina fue el 2 de enero pasado, por la cuarta jornada de la fase de ganadores en la Bombonera: allí empataron 2-2 y expulsó a Jorman Campuzano en el local y Enzo Pérez en la visita.
Federico Beligoy, responsable de la dirección de arbitraje, fue quien anunció a los jueces de la próxima jornada del fútbol -bolillero mediante-. Manifestó en TyC Sports: “Tiene personalidad, despliegue físico y entiende de fútbol”.
Entre sus hitos también hay que subrayar su participación en la última Eurocopa, donde dirigió el encuentro entre Ucrania y Macedonia válido por la fase de grupos. Así, se convirtió en el primer árbitro sudamericano de la historia en conducir un choque de este certamen.
Fernando Rapallini es árbitro de Primera desde 2011, debutó dirigiendo un duelo entre Godoy Cruz y All Boys. Nominado internacional en el 2014, además de al referato se dedica a la construcción de piletas de natación, con reconocida experiencia en su ciudad natal y reside en City Bell. Es habitualmente conductor de duelos válidos por las copas internacionales y se ausentó en la última Copa América por presenciar la Eurocopa (Néstor Pitana y Patricio Loustau encabezaron la nómina argentina).
Se trata de un árbitro que está propuesto internacionalmente para el proyecto rumbo al próximo Mundial, a jugarse en Qatar en 2022. En consecuencia, cada encuentro representa un desafío para reafirmar esa posibilidad. Su designación para este clásico luce acertada, porque lo encuentra en su mejor momento.