EL CENSOR : «HOY O AYER»
Estimados lectores
Ayer por algunas horas se cortó internet en el barrio y me pregunté ¿Qué hago ahora? Afuera llueve y no se puede salir. Entonces tomé un libro y retomé el capítulo pendiente desde hace días. No habían transcurrido varios minutos que decidí apoyarlo sobre la mesa y me dispuse a escribir esta nota.
Hace añares, es decir en el recordado ayer, jamás hubiera imaginado un futuro como el de hoy, con esta tecnología, con esta dependencia hacia los Smartphones, hacia la TV y las series. En fin, hacia la tecnología que cada día nos sorprende más y más. Hoy mucho es virtual y hay menos personas para ver y para hablarnos cara a cara. No sé si ha sido como consecuencia de la pandemia. Muy probablemente sea por eso o porque estamos viviendo en lo que podemos denominar la edad de la tecnología comunicacional. Hoy compramos por internet desde las cosas del supermercado hasta lo que uno jamás hubiera pensado.
Todo este avance es muy bueno, pero no tanto y no en todos los aspectos de la vida. Hoy vemos jóvenes que salen a cenar para charlar como dicen, pero nadie o pocos hablan entre sí. Todos leyendo sus chats. Igual las parejas y matrimonios. Da igual. Todos sentados a una mesa y en lugar de mirarse a los ojos admiran una pequeña pantalla luminosa y las manos las usan para sostener el famoso celular. Pero la tecnología tiene su lado positivo no hay que ser necios. La semana pasada renové en exactamente 10 minutos mi pasaporte previo turno. Todo digitalizado, datos, foto, huellas dactilares. Ello me llevó a recordar cuando íbamos a la Policía Federal y tras largas colas, con los dedos impregnados con tinta y una toalla negra por el uso nos daban el mismo documento. En eso prefiero el avance, es decir el hoy. Se utiliza menos papel lo que hace bien al medio ambiente. La factura de los servicios viene por internet y las guardamos en carpetas digitales. Hace añares venía el cobrador de la luz a casa. Hoy sería impensable eso no solo por la seguridad sino por el avance de la tecnología. Los estudios médicos se reciben vía web y allí los guardamos y hasta hay consultas por ese medio. Quizá algunas regresarán tras la pandemia. En eso no es lo mismo que antes, para nada. Pero volviendo a los novios ellos ya no se escriben cartas de amor lo que no hace bien a la pareja ni tampoco existen más las cajas para guardarlas. Creo se acabó el hobby de la filatelia que nos apasionaba y cada vez hay menos empleados en los bancos o comercios y más muchachos haciendo delivery yendo y viniendo entre los autos en su moto o en bici, exponiendo su propia vida y su futuro ya que viven de los míseros pesos o la propina que reciben. Es mi opinión y la seguiré sosteniendo, pero respeto el disenso.
El tiempo de antes era muy bueno también. Nos teníamos que acostumbrar a ver televisión solo cuando estaba nublado ya que la señal, decían que rebotaba en esas nubes y la antena de 25 metros allá en mi querido Gualeguaychú la tomaba de Buenos Aires de los escasos tres canales que existían y para ver el canal 2 de La Plata había que girarla algunos grados. Mi padre se subía al techo y moviéndola un poco preguntaba: ¿Se ve mejor ahora? ¿Se fue la lluvia de la pantalla? Si no se veía bien nos levantábamos a apagar el inmenso aparato de tubo con panza y una joroba en la espalda de la gran caja de madera, sin imaginarnos que años después alguien inventaría un aparatito llamado control remoto. Cambiar de canal en forma manual era como mover un engranaje mecánico lo que reforzaba los músculos.
Para salir con el auto había que calentar el motor un rato. Jamás hubiéramos imaginado que ese agradable aroma que percibíamos en el garaje cerrado eran gases tóxicos de monóxido de carbono. A nosotros nos parecía un perfume francés. Salir a paquetear era ponerse un lindo saco blanco o camisa, gomina en el cabello y zapatos bien lustrados (hoy pienso que el lustrabotas es un oficio extinguido para siempre). A la fecha y con la tecno y la moda, la gomina no va y los zapatos salvo los del cole o para un casamiento se reviven con pomada y cepillo y los otros ya no se lustran. Hoy salvo el novio, padrinos y los abuelos, el resto llevan zapatillas con traje o saco. ¿Qué locos no?
Al final el tiempo de antes no era tan feo. Había secretos que hoy no existen y frases como sentencias que hoy no se escuchan. “No comas sandía con vino”, “Hace la digestión antes de tirarte al río”, “Nunca aceptes esa bebida cola que no la abran en tu presencia y jamás la bebas con una aspirina” (no menciono las marcas comerciales ya que si no le reclamarán a El Censor por la publicidad y no tenemos plata).
El sexo era tabú y ni una palabra se escuchaba de nuestros padres. Solo algo de información de amigos del colegio o de hermanos mayores. El horario de protección al menor existía y en los cines las restricciones a menores se cumplían a rajatabla salvo los lunes de Isabel Sarli con tres películas en continuado. Se escribían cartas a los abuelos o tarjetas postales desde Mar del Plata con el consabido: “Llegamos bien”. Con los años llegó aquel progreso y reemplazamos las postales por largas colas en la telefónica para dar el mismo aviso. Recuerdo una vieja editorial de este periódico cuando mencionaba las horas y horas de demora para hablar con Buenos Aires si es que las líneas no estaban condicionales. Lo cuento y no me lo creen. Para eso el celu y todas las comunicaciones cambiaron para bien.Cuando en casa los diccionarios no la tenían, íbamos a la biblioteca a buscar antecedentes para la escuela y nos pasábamos allí horas. Hoy mis nietos consiguen todo en segundos. Aun así nos gustaba ese tiempo. Igual entre nosotros, está muy bueno poner una palabra clave en el buscador y tener la respuesta casi al instante. Además, cuando uno ya está grande y va perdiendo la memoria olvidando el nombre de una película o el de un actor y si no se rememora en el instante ello impide que nos vayamos a dormir tranquilos. Es como un trastorno obsesivo no dejarlo para buscar el día posterior lo que hace que lo busquemos en internet.
Ah, ya volvió la señal. Bueno los dejo para que cuando puedan lean esta nota y si tienen señal y así lo desean me den sus comentarios. No nos escriban cartas por favor, usen esta red social. Está muy buena.Saludos y hasta pronto si Dios lo permite.Jorge Pedro JuradoEl Censor Online.