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sábado, septiembre 7, 2024
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El Gobierno admitió que la suba de la energía complica el acuerdo con el FMI

La suba sostenida en los precios internacionales de la energía asoma, días después del anuncio del acuerdo técnico y cuando recién empezó su paso por el Congreso, como el primer factor relevante de riesgo en el cumplimiento de metas y de compromisos asumidos por el Gobierno ante el Fondo Monetario Internacional. Algunos cálculos privados prevén que la situación global de valores de la energía impedirá el recorte de 0,6% del PBI en la cuenta de subsidios y que el Poder Ejecutivo podría necesitar otras estrategias para cumplir con la meta fiscal comprometida.

La cuestión de los subsidios fue el último tema que trabó la resolución del programa técnico definitivo entre Buenos Aires y Washington. Sucede que las condiciones internacionales que determinan el costo que tiene la generación de la energía y, por lo tanto, el gasto público necesario para cubrirlo, cambiaron abruptamente en plena negociación. Solo como referencia, el 28 de enero cuando el ministro de Economía Martín Guzmán anunció el primer entendimiento con el FMI, el barril de crudo internacional valía 90 dólares. Cuando se cerró la letra chica cinco semanas después ya costaba 118, más del 30% de aumento.

El tira y afloje entre los funcionarios de Economía y los técnicos del FMI incluyó salvaguardas que abren el paraguas de condiciones internacionales que perjudiquen la viabilidad de algunos objetivos del programa. La guerra en Ucrania impactó de tal forma en la economía global que el día de la invasión rusa un grupo de funcionarios del equipo económico ya comenzaban a hacer cuentas sobre cuántos dólares más para importar gas se necesitarían y, del otro lado, cuántas divisas extra ingresarían por el salto en el precio de los alimentos.

“No habría pérdida de reservas o pérdida en la balanza comercial por las dos subas por el efecto combinado del aumento de granos y de energía” (Pesce)

El presidente del Banco Central Miguel Pesce asegura que esa cuenta da un resultado “neutro”. “Además de los combustibles, también tenemos una variación del precio de los granos. Es una dinámica muy compleja para todas las commodities. La posibilidad de determinar el efecto final es bastante difícil. La semana pasada la última estimación que hizo el Banco Central, el efecto combinado del aumento de granos y de energía daba una cifra similar. No habría pérdida de reservas o pérdida en la balanza comercial por las dos subas”, aseguró en el plenario de comisiones de Diputados en que se debatió el acuerdo con el FMI.

Desde el Ministerio de Economía aseguraron a Infobae que la exposición de factores de riesgo en el programa con el FMI es parte de una negociación como la que encaró la Argentina y que una situación de tensión geopolítica debe ser tenida en cuenta a la hora de diseñar un programa económico a varios años.

“Un acuerdo a 10 o 12 años como este siempre está sujeto a riesgos, es algo usual. Los convenios entre organismos multilaterales y Estados tienen que tener en cuenta imponderables de este tipo”, afirmaron.

Un cálculo privado refleja que también habrá efectos contrapuestos, aunque no habla de un impacto nulo. Una estimación del economista Martín Castellano, jefe de investigación para Latinoamérica del Instituto de Finanzas Internacionales (IFF), consideró que “Argentina se convirtió en importador neto de energía en 2011, por lo que los altos precios del petróleo y el gas erosionan la cuenta corriente”, mencionó.

“Estimamos una escasez de divisas de USD 388 millones por cada USD 10 de aumento en el precio del petróleo. No obstante, el aumento de los precios agrícolas debería ayudar a compensar el impacto adverso”, comentó Castellano. De acuerdo a su proyección, el desequilibrio para las reservas sería menor al 0,10% del PBI, lo que implicaría menos de USD 550 millones.