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jueves, octubre 31, 2024
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El agua de lluvia ya no es potable en ninguna parte del mundo; está contaminada de «sustancias químicas indestructibles»

Una caminata en medio de una refrescante lluvia de verano o hasta el beso del Hombre Araña a Mary Jane, todas estas escenas de la vida cotidiana bajo la lluvia tienen a partir de ahora un nuevo significado. Y esto no es necesariamente una buena noticia para la vida en la Tierra.

Es que un nuevo estudio de la Universidad de Estocolmo, basado en las últimas recomendaciones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, descubrió que el agua de lluvia no es potable en ningún lugar del planeta por su alto nivel de químicos tóxicos.

Comúnmente conocidas como “sustancias químicas eternas” porque se desintegran de forma extremadamente lenta, las PFAS -siglas en inglés de ‘sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas’- se encontraban inicialmente en envases y otros productos, pero ahora se extendieron a todo el medio ambiente, incluidos el agua y el aire.

«No hay ningún lugar en la Tierra donde la lluvia sea segura para beber, según las mediciones que tomamos», dijo el autor principal del estudio, publicado en la revista científica Environmental Science and Technology.

Y agregó que datos recogidos desde 2010 y estudiados por su equipo muestran que «incluso en la Antártida o la meseta tibetana, los niveles en el agua de lluvia están por encima de las pautas de agua potable que propuso la Agencia de Protección Ambiental».

Estos dos ecosistemas tan remotos normalmente fueron considerados prácticamente inalterados por la actividad humana, sin embargo estas dos regiones contienen niveles de PFAS «14 veces más altos» que las pautas de agua potable. Algunos científicos dicen que el alcance de estos químicos en los ecosistemas es comparable al de los microplásticos.

Esto es así porque hasta hace no mucho tiempo atrás la ciencia no tenía del todo claro el impacto de las sustancias químicas PFAS en la salud humana. Pero nuevos estudios pusieron en evidencia el impacto que estos compuestos químicos indestructibles tienen sobre el cuerpo humano. Tanto es así que existe evidencia que señala que las sustancias químicas pueden afectar a la respuesta inmunitaria de los niños a las vacunas. Esto llevó a que se cambiaran los parámetros establecidos para determinar cuándo el agua es potable y, por ende, la lluvia ya no entra en esta categoría en ninguna parte del mundo.

Según algunos estudios, la exposición a FPAS también puede provocar problemas de fertilidad, retrasos en el desarrollo de los niños o aumento del riesgo de obesidad, del colesterol o de ciertos tipos de cáncer.

El investigador aclaró, no obstante, que los niveles de PFAS en las personas disminuyeron «bastante en los últimos 20 años». Su uso para la fabricación de empaques y productos varios viene bajando porque se aprendió más sobre la toxicidad de estas sustancias. Tanto es así que gigantes cadenas de comida rápida aseguraron que van a eliminar las PFAS de sus empaques para 2025, considerando que en ellos los niveles de químicos tóxicos son increíblemente altos. Todo esto respaldado por diversas legislaciones que empezaron a prohibir su uso.

En cualquier caso, las PFAS son ahora «tan persistentes» y omnipresentes que nunca desaparecerán del planeta. «Vamos a tener que vivir con ellos», afirmó el científico. También aseguró que “aunque en el mundo industrializado no solemos beber agua de lluvia, mucha gente del planeta espera que sea segura para beber y, además, abastece a muchas de nuestras fuentes de agua potable”, por lo que los científicos buscan entender ahora la permanencia de estos compuestos a lo largo del tiempo en una extenuante carrera para intentar deshacerse de ellos en la que la contaminación ya nos lleva una aterradora ventaja.