Alain Delon pidió morir
“Estoy a favor de la muerte digna. Primero porque vivo en Suiza, donde la eutanasia es legal, y también porque creo que es lo más lógico y natural -dijo Alain Delon en una entrevista reciente-. Una persona tiene derecho a partir en paz, sin pasar por hospitales, inyecciones y demás”. Sin decirlo directamente, el actor adelantaba lo que luego sería una decisión tomada.
A los 86 años, y luego de haberse recuperado de un doble accidente cerebrovascular (ACV) en 2019, hizo saber a su hijo Anthony su deseo de terminar con su vida. Y lo instuyó para que programe lo que será su suicidio asistido.
Y si bien uno de los galanes más famosos de la historia del cine cuenta con el aval de la ley suiza, país donde vive y en el que este tipo de procedimientos están permitidos, la polémica no tardó en instalarse.
¿Una persona puede decidir poner fin a su vida y que una ley la ampare? ¿Qué ocurre cuando -como en este caso- quien desea morir no padece una enfermedad terminal ni se encuentra en un estado irreversible su salud? ¿Es moral que una persona enferma reclame una droga para aliviar el sufrimiento insoportable y muera? ¿Le está faltando el respeto a la vida? ¿Está bien que un médico, quien juró que hará lo posible para salvar vidas, se ponga a indicar tratamientos que causen muertes?
Etimológicamente, la palabra eutanasia viene del griego donde “Eu” equivale a bien y “Thanatos” a muerte. El término, entonces, significa “buena muerte” y se puede definir como el acto deliberado de dar fin a la vida de una persona, producido por voluntad expresa de la propia persona y con el objeto de evitar un sufrimiento.
En la actualidad, esta práctica es legal en siete países: Holanda (el pionero), Bélgica (2002), Luxemburgo (2009), Colombia (2014), Canadá (2016), España (junio de 2021) y Nueva Zelanda (noviembre de 2021), y algunos estados de Australia y los EEUU.
Así, a diferencia de lo que ocurre en la eutanasia, en la que el paciente se encuentra en un estado terminal de salud abreviado por los médicos, en el suicidio asistido -que es lo que solicitó Delon- éste lo realiza la propia persona, tras cumplir una serie de requisitos exigidos por la ley suiza, país donde reside el actor.
“La pregunta es si los médicos debemos ayudar a morir a un paciente que lo solicita. La realidad es que hay patologías y personas que tienen un sufrimiento intolerable tanto física como psicológicamente”, consideró Rosa Angelina Pace, médica cirujana y master en bioética de la Universidad Complutense de Madrid. “Se necesita un marco legal para evitar los abusos. Sin ley de eutanasia, también hay abusos. En los países donde está autorizada, hay protocolos específicos para los equipos de salud. Por eso, la ley protege al paciente para que exija protocolos estrictos de actuación”.Delon instruyó a su hijo Anthony para que programe su suicidio asistido (Efe)
“La eutanasia es un derecho del paciente especialmente con la creciente medicalización del fin de la vida, pero la sociedad debería estar preparada”, comentó a Infobae la filósofa Florencia Luna, ex presidenta de la Asociación Internacional de Bioética, investigadora del Conicet, y directora de la maestría de bioética de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). “Deberían brindarse cuidados paliativos de calidad. Porque de esta manera se evitará que los pacientes elijan morirse porque no han tenido antes acceso a los cuidados paliativos como opción ni el confort necesario para pasar esa etapa”, sostuvo la investigadora, que es coautora del libro Bioética: nuevas reflexiones sobre debates clásicos.
En medio del debate, Delon parece tener todo organizado para llevar a cabo el procedimiento de manera programada y sin dejar nada librado al azar. En la misma entrevista adelantó que ya realizó su testamento.
E incluso se despidió: “Me gustaría agradecer a todos los que me han acompañado a lo largo de los años y me han brindado un gran apoyo, espero que los futuros actores puedan encontrar en mí un ejemplo no solo en el lugar de trabajo, sino en la vida cotidiana, entre victorias y derrotas. Gracias, Alain Delon”. El mensaje que publicó el actor en su cuenta de Instagram fue posterior a una entrevista realizada por su hijo Anthony a un medio brasilero, en la que dio a conocer la intención de su padre de terminar con su vida mediante un suicidio asistido.
La ley suiza requiere de la manifestación expresa del paciente realizada en más de una ocasión. El último paso, después de despedirse de la familia, es que el paciente tome una dosis letal de 15 gramos de pentobarbital sódico mezclado con alguna bebida, posiblemente jugo o agua.
Según explica en su página web la organización suiza sin fines de lucro Dignitas, que ayuda a pacientes y familias con suicidio asistido, “los pacientes que no quieran tomar pentobarbital por vía oral pueden instalar una vía intravenosa con anticipación y administrar la inyección ellos mismos”.
“En todos los casos, por razones legales, el paciente debe poder realizar el último acto, es decir, tragar, alimentar a través de un tubo gástrico o abrir la válvula de la vía intravenosa, por sí mismo. Lamentablemente, Dignitas no puede ayudar”, aclaran desde la entidad.
Qué es y cómo actúa el pentobarbital
La droga entra en acción de dos a cinco minutos más tarde y conduce a un coma profundo, seguido de la muerte en menos de una hora
Se trata de un fármaco perteneciente a la familia de los barbitúricos, que actúa como “un potente sedante” sobre el sistema nervioso. La droga entra en acción de dos a cinco minutos más tarde y conduce a un coma profundo, seguido de la muerte en menos de una hora. “Este proceso es absolutamente libre de riesgos e indoloro”, aseguran desde Dignitas en su sitio oficial.
La sustancia se desarrolló hace más de un siglo y se usa como inyección letal de personas en el corredor de la muerte en los Estados Unidos. También se permite su aplicación como agente anestésico en prácticas veterinarias.
Durante décadas esta droga fue utilizada como tranquilizante e hipnótico, hasta que fue descartada por el alto riesgo de sobredosis y muerte que producía su administración.
Actualmente está autorizado su uso en pacientes sometidos a eutanasia o suicidio asistido, sólo en países en los que esta práctica está permitida.
Qué ocurre en la Argentina
Desde 2012 rige en la Argentina una ley de muerte digna, que faculta a quienes atraviesan una situación de salud irreversible a rechazar procedimientos o tratamientos que sólo prolongan su agonía (Getty)
Por ley, en la Argentina, las personas tienen derecho “en caso de padecer una enfermedad irreversible, incurable, o cuando se encuentre en estadio terminal, o haya sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación” a rechazar “procedimientos quirúrgicos, de hidratación, alimentación, de reanimación artificial o al retiro de medidas de soporte vital, cuando sean extraordinarios o desproporcionados en relación con las perspectivas de mejoría, o que produzcan sufrimiento desmesurado”. “También a rechazar procedimientos de hidratación y alimentación cuando los mismos produzcan como único efecto la prolongación en el tiempo de ese estadio terminal irreversible e incurable”.
Así lo establece la Ley 26.742, promulgada en 2012 y que modificó la 26.529 de derechos del paciente.
Asimismo, en los artículos 59 y 60 del reformulado Código Civil y Comercial se hace referencia al mismo derecho, así como al concepto de “directivas médicas anticipadas”, según las cuales “la persona plenamente capaz puede anticipar directivas y conferir mandato respecto de su salud y en previsión de su propia incapacidad”. Y puede también “designar a la persona o personas que han de expresar el consentimiento para los actos médicos y para ejercer su curatela”.
En consideración del médico especialista en Emergentología y magíster en Bioética, Carlos “Pecas” Soriano, (MP 11584/3), “la modificación respecto de la anterior ley de derechos del paciente que incluye la posibilidad de retirar el tratamiento de hidratación y/o nutrición no es menor porque significa aggiornarse a lo que el mundo ya decía acerca de que hidratación y nutrición es un tratamiento médico”. “En un estado vegetativo, por ejemplo, en el que una persona está siendo alimentada por una sonda nasogástrica o a través de una gastrostomía endoscópica percutánea, como son mecanismos artificiales son considerados tratamientos médicos y el paciente los puede rechazar o suspender”, agregó el especialista.
Consultado por Infobae sobre qué debe hacer una persona que quiere hacer uso de su derecho de rechazar un tratamiento, Soriano -quien asesoró a la diputada por la provincia de Córdoba Gabriela Estévez en la redacción de uno de los tres proyectos de ley de eutanasia que esperan ser presentados para su tratamiento en el Congreso-, comenzó a explicar: “La persona puede redactar su voluntad de manera anticipada o bien estando lúcido puede rechazar esas terapias físicas o biológicas. Asimismo, un paciente que esté con un tratamiento de este tipo puede elegir suspenderlo”.
Además, resaltó que el artículo 59 del Código Civil “modificó el tema de la voluntad anticipada o escrita e incluye la figura del ‘allegado’ para que en el caso de personas que no tienen familia pueda decidir suspender tratamientos fútiles, que no van a lograr un mejoramiento permanente del paciente sino sólo prolongar la agonía”.
Es lo que en Bioética los especialistas llaman “futilidad terapéutica”, y en la norma queda expresamente manifestado: “Si la persona se encuentra absolutamente imposibilitada para expresar su voluntad al tiempo de la atención médica y no la ha expresado anticipadamente, el consentimiento puede ser otorgado por el representante legal, el apoyo, el cónyuge, el conviviente, el pariente o el allegado que acompañe al paciente, siempre que medie situación de emergencia con riesgo cierto e inminente de un mal grave para su vida o su salud. En ausencia de todos ellos, el médico puede prescindir del consentimiento si su actuación es urgente y tiene por objeto evitar un mal grave al paciente”.
Este no sería el caso de Delon, quien de acuerdo a las últimas noticias sobre su salud, recupera paulatinamente su movilidad y él mismo manifestó sentirse cada vez mejor.
Sin embargo, hace tres años había asegurado que “envejecer apesta” y que no se podía “hacer nada al respecto”. Por lo pronto, pese a que aún no se dio a conocer la fecha del suicidio asistido, él ya se despidió.